El huracán María demuestra que Puerto Rico necesita una revolución socialista

POR RAMIRO SEBASTIÁN FÚNEZ

Sin electricidad, sin agua corriente, basura acumulada y con enfermedades propagadas.

Imagínese ser obligado a vivir en estas circunstancias semanas después de ser golpeado por uno de los huracanes más letales del mundo. Esto es la situación de más de 2,7 millones de puertorriqueños que necesitan ayuda urgentemente .

El 20 de septiembre, el huracán María azotó la isla caribeña con fuertes lluvias y vientos de 155 kilómetros por hora, dejando al menos 48 personas muertas.

Los efectos subsiguientes en la infraestructura y la salud fueron igualmente mortales. Las redes eléctricas se cerraron, las tuberías de agua se destruyeron, la basura no fue recogida y comenzó a acumularse y las enfermedades bacterianas como la leptospirosis comenzaron a propagarse.

Hoy, semanas después de que el huracán azotara a Puerto Rico, las condiciones siguen siendo las mismas, si no peores.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, líder de facto de la isla colonizada, no solo tardó varios días en reconocer la crisis humanitaria masiva también envió un apoyo extremadamente limitado e ineficaz a la isla en comparación con otros estados de EE. UU. que sufrieron desastres naturales similares.

Florida, por ejemplo, perdió el 65 por ciento de su poder eléctrico el 11 de septiembre cuando paso el huracán Irma. En un plazo de seis días, al menos el 90 por ciento de la energía se restauró, según el Departamento de Energía de EE. UU. Puerto Rico, que perdió el 100 por ciento de su poder eléctrico el 20 de septiembre, solo ha recuperado aproximadamente el 22 por ciento de su energía hoy en dia.

Para acabar de chingar, Trump tuvo la audacia de quejarse chovinisticamente de tener que enviar ayuda, diciendo que los puertorriqueños “quieren que se haga todo por ellos”. Pero no es solo Trump el que se niega a ayudar adecuadamente a los residentes de la isla, también son millones de ciudadanos de EE. UU.

Tomemos el caso de Fred Maddox, un residente de Texas que recibió ayuda federal después de que el huracán Harvey devastara su región, y quien cree que Washington debería limitar su participación en los esfuerzos de reconstrucción de Puerto Rico. Maddox, al igual que Trump y muchos ciudadanos de los EE. UU., han adoptado una posición de “no es nuestro problema” y han echado la responsabilidad del caos hacia la “falta de liderazgo” de la colonia.

La patética respuesta de Washington al huracán María y la apatía generalizada por parte de millones de ciudadanos estadounidenses hacia Puerto Rico demuestran que la nación caribeña necesita desesperadamente una revolución socialista, una que declare la liberación total del imperio norteamericano.

Los Estados Unidos, el progenitor del capitalismo moderno, nunca ayudará a sus posesiones coloniales en tiempos de necesidad por dos razones; primero: no es rentable para la clase capitalista dominante y sus ciudadanos, segundo: la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, especialmente los blancos, no ven a los puertorriqueños como sus iguales debido al chovinismo imperialista y el racismo.

Las únicas personas que liberarán a Puerto Rico de su terrible situación son los propios puertorriqueños. Para hacerlo, sin embargo, deben enfrentar directamente el sistema capitalista-imperialista que los Estados Unidos han impuesto a la isla e introducir una nueva forma de vida.

Un movimiento revolucionario antiimperialista e independentista guiado por el comunismo tiene el deber de lanzar una guerra popular contra Washington y declarar la independencia nacional.

Al ganar la independencia, Puerto Rico puede comenzar a avanzar hacia el socialismo, colocando a las masas pobres por encima de las ganancias y las elites extranjeras. Bajo un sistema socialista independiente de los EE. UU., se puede asignar suficientes alimentos, agua, ropa, refugio y asistencia médica para todos los residentes sin tener que depender del imperio norteamericano.

Esto requeriría la nacionalización del capital de EE. UU. en la isla y el establecimiento de vínculos con bloques latinoamericanos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Lo más importante es la movilización masiva, la educación y el empoderamiento de los puertorriqueños en la lucha por el socialismo revolucionario contra el capitalismo-imperialismo.

Para aquellos pesimistas que dicen que esta es una visión utópica, solo echen un vistazo a la cercana Cuba, que es reconocida internacionalmente por su preparación en contra de los huracanes y su buen nivel de gozo de vida en general. Allí, el gobierno socialista revolucionario se asegura de que todos sus ciudadanos estén seguros y sanos, ya que otorga beneficios a su pueblo.

La repugnante respuesta de los Estados Unidos al huracán María en Puerto Rico ha hecho más realista la revolución socialista, dada la frustración masiva con la forma en que actualmente son las cosas.

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