Una reseña antiimperialista de ‘Los archivos del Pentágono’

POR CARLOS CRUZ MOSQUERA

Si la reciente película de Marvel “Pantera Negra” centraba a los Africanos en papeles protagónicos en una jugada histórica (una película que no es inmune a las críticas), entonces “Los archivos del Pentágono” de Steven Spielberg vuelve a centrar la supremacía blanca para contrarrestarla perfectamente.

Con base en los acontecimientos de la vida real durante la Guerra de Vietnam, la película se centra en las experiencias vividas por el personal de The Washington Post y el infiltrado gubernamental Daniel Ellsberg, el primer Edward Snowden.

Al igual que la estrecha visión del mundo que tiene Snowden, la película centra las vidas y las experiencias gringas al mismo tiempo que ignoran por completo las voces y experiencias de los oprimidas de todo el mundo, especialmente las de los vietnamitas que fueron los más afectados. Esto es extraño, dado que cientos de miles de vietnamitas fueron asesinados y millones más fueron atacados por defender su país de las fuerzas militares de los EE. UU.

Algunos, menos parcializados que yo, argumentarían que las películas tienen un tiempo limitado para contar historias y que esta historia en particular se refería a aquellos involucrados en la exposición de documentos secretos del gobierno de los EE. UU., un aparente acto de heroísmo.

En “The Post”, la ausencia de cualquier intento de matizar la película con voces vietnamitas va acompañada de un esfuerzo serio para que nos solidaricemos con los soldados de EE. UU. La película comienza con una emboscada a una unidad militar de los EE. UU. por el Viet Cong, que se supone debe invocar dolor. Pero para aquellos de nosotros que hemos leído y comprendido la historia desde una perspectiva antiimperialista, solo nos hace reir en celebración.

Mientras que está dominado por hombres blancos, la película intenta dividir la brecha de género al darle a Meryl Streep un papel principal y algunas escenas que “hablan” a las mujeres, las mujeres gringas burguesas para ser específico. Streep, quien interpreta a Katherine Graham (la primera mujer editora de un importante periódico en EE.UU.) y que también interpretó a Margaret Thatcher en la película biográfica, no despierta ningún sentimiento de solidaridad y en su lugar impulsa nuestra oposición al feminismo burgués.

En una escena, el personaje de Streep está en una mansión vestida con una elegante bata donde decide si permite la publicación de los documentos secretos proporcionados por Ellsberg. Se supone que debemos sentir pena por la agitación de esta rica mujer blanca.

Spielberg, por favor. La única emoción que se sentía era frustración. La única consecuencia negativa posible de sus acciones era ir a la cárcel, pero todos sabemos que los gringos ricos no van a la cárcel. Incluso si ocasionalmente son “castigados”, el peor castigo que suelen cumplir es el arresto domiciliario.

Todo esto es para decir que se esperaba nada menos que una narrativa de supremacía blanca de Spielberg y Hollywood.

No tenemos el poder ni el dinero para producir algo que honre la bella lucha del Viet Cong y el pueblo vietnamita. Lo que podemos hacer es informar a nuestros lectores que, en adelante, nuestra preocupación nunca debe ser “nuestras tropas”, sino oponerse a la invasión de las naciones socialistas y antiimperialistas a toda costa.

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